El juego se juega con dos participantes, que deben sentarse uno frente al otro.
La mano compra una carta del montón, comprueba qué combinaciones puede hacer con esa carta y tira una que no le interesa. Esa carta comienza el descarte. Después de tirar, jugará el oponente y así hasta que el juego termine. Después de cada compra, el jugador puede poner una combinación de cartas -apuesta- antes de descartar (tirar) una carta de su mano. Descartar significa que ha terminado su movimiento y que pasa el turno. El jugador no puede volver atrás. A partir del segundo turno, se puede elegir entre comprar una carta del montón o todas las cartas del descarte. El jugador que golpee con las once cartas iniciales, tomará las once cartas de su muerto y el juego continuará como antes. Cada muerto corresponde a un jugador. Si el jugador que ha recogido la carta del muerto vuelve a golpear, el juego se acaba, pero se necesita al menos una canasta limpia. Si el otro jugador no recoge el muerto, deberá deducir de sus puntos positivos los 100 puntos correspondientes al muerto, además de las cartas que tenga en la mano.
Al final de la partida, se suman los puntos de la mesa, es decir, el valor de las cartas bajadas, más el valor extra de las canastas. Se deducen los valores de las cartas que quedan en la mano. Para el jugador que golpeó, sume 100 puntos más del golpe y si el adversario no cogió el muerto, disminuya 100 puntos como penalización.
Detalle: Si un jugador coge el muerto por el golpe indirecto y el adversario termina la partida antes de que sea su turno de juego, el muerto debe ser pagado, como si no hubiera sido cogido.
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